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Con un llamado a la memoria, la dignificación y la justicia, la Mesa de Víctimas, organizaciones sociales, la Alcaldía Distrital, y diversas entidades locales conmemoran el Día Distrital de las Víctimas, fecha que recuerda uno de los episodios más dolorosos en la historia reciente de Barrancabermeja. La masacre del 16 de mayo de 1998.
El acto central se lleva a cabo en el Parque de las Memorias del barrio El Campín, desde las 9:00 a.m., con una eucaristía en honor a las víctimas y una jornada de oferta institucional que se extenderá hasta las 7:00 p.m. Este espacio está diseñado como un acto solemne de memoria, solidaridad y compromiso con la verdad, la reparación y la no repetición.
“Invitamos cordialmente a toda la comunidad de Barrancabermeja, las organizaciones, las instituciones para que estén allí, en un acto de solidaridad con las víctimas, en un acto de memoria, de dignificación, mucha solemnidad y respeto”, expresó Rocío Campos, coordinadora del Colectivo 16 de Mayo.

Una herida abierta en la historia local
El 16 de mayo de 1998, paramilitares incursionaron en Barrancabermeja y asesinaron a por lo menos 11 personas, además de desaparecer a varias más, en un acto que sembró el terror entre la población civil. La masacre fue perpetrada con la complicidad de sectores armados y dejó una huella profunda en la ciudad, especialmente en las comunidades populares que aún claman por justicia.
A 27 años de este crimen, las víctimas y sus familiares siguen reclamando verdad, justicia y garantías de no repetición. La conmemoración de esta fecha no solo es un homenaje a quienes perdieron la vida, sino también un reconocimiento a la lucha de los sobrevivientes, quienes, a pesar del dolor, han mantenido viva la memoria y la exigencia de reparación integral.

Una jornada por la esperanza
El Día Distrital de las Víctimas se convierte así en un escenario para visibilizar las acciones del Estado y de la sociedad civil en favor de la población afectada por el conflicto, y reafirmar el compromiso con la construcción de una paz duradera. A través de actividades culturales, institucionales y comunitarias, la ciudad honra a quienes ya no están y fortalece el tejido social desde el respeto y la solidaridad.