La muerte sigue rodando por las calles de Barrancabermeja, va en moto, la llevan de paseo a todas las comunas de la ciudad. Anoche regresó a la comuna 7, al sector del Asentamiento Humano El Manantial, donde se hallaba su más reciente elegido, era SANTIAGO (sin más datos), la víctima #100 de la irracional violencia. A Santiago le llamaban cariñosamente “el paisa”, según comentan sus conocidos en redes sociales. Dicen que era un joven servicial que se dedicaba al reciclaje y a hacer mandados. Hoy su familia lo llora y sus allegados no salen del asombro, hoy es alguien cercano el que fue asesinado.
Los Osorio, los Restrepo, los García, los Crespo, los Chica y 95 familias más viven con dolor en el alma porque uno de los integrantes de su hogar fue arrebatado violentamente. Y otro tanto de familias viven en la incertidumbre porque algún familiar fue herido en atentados sicariales o desplazado de su tierra debido a los altos índices de violencia.
Ninguna comuna se salva del actuar de los asesinos, todas han aportado muertos a la insensata violencia, las comunas 1, 3, 6 y 7 son las más azotadas.
Manifiesta Iván Madero, presidente de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos – CREDHOS, que en Barrancabermeja hay presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, de igual forma, hay facciones del ELN, también disidencias de las FARC y la Nueva Marquetalia; y que en torno a estas organizaciones se han creado grupos de delincuencia local a su servicio, dedicados al sicariato y a la comercialización de estupefacientes, entre otros delitos.
¿Y las autoridades?
Desde la Alcaldía Distrital, a lo largo del año se ha convocado a numerosos consejos de seguridad en los cuales analizan las situaciones que se vienen registrando en la ciudad, pero hasta la fecha no se ha presentado ninguna estrategia de seguridad contundente que permita prevenir más muertes violentas. Se ha gestionado mayor pie de fuerza ante el gobierno nacional, la Policía realiza operativos de registro y control en puntos estratégicos, así mismo se han desarticulado algunos grupos organizados de delincuencia común, han incautado grandes cantidades de estupefacientes, pero nada es suficiente, la muerte sigue campante por las calles.