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El más reciente boletín de dinámica laboral del Centro de Estudios Regionales – CER, enciende las alarmas, ante la tasa de desempleo en Barrancabermeja, que alcanzó una preocupante cifra, está en 25,2% al cierre de 2024, lo que representa un aumento sostenido en los últimos años.
La cifra, basada en el análisis del mercado laboral del DANE, datos de FACECOLDA y empresas como Ecopetrol y sus contratistas, evidencia un deterioro progresivo del empleo en la ciudad. En 2023, la tasa se ubicaba en 21,6%, mientras que en 2022 era de 18,5%, lo que confirma una tendencia creciente y sostenida del desempleo. Richard Triana, director del CER, explicó que esta situación es resultado de múltiples factores, entre ellos la disminución en la contratación de personal local por parte de grandes empresas, la dependencia económica del sector petrolero y una débil diversificación productiva en la región.
“El desempleo no solo es una alerta, también es una oportunidad para apostarle a nuevos sectores, estimular el emprendimiento local y fortalecer alianzas público-privadas que generen empleo formal y sostenible”, expresó Richard Triana, director del CER.
El informe destaca que, a pesar de algunas actividades como el comercio y la reparación de vehículos, sectores como alojamiento, servicios de comida y emprendimientos digitales muestran señales de crecimiento, aunque aún incipientes. Este comportamiento podría marcar el inicio de una nueva dinámica económica más incluyente, si se acompaña de políticas de apoyo y formación.
Además, el CER plantea que el talento humano de Barrancabermeja es una ventaja estratégica, jóvenes profesionales, técnicos y emprendedores están buscando alternativas fuera del mercado tradicional, apostándole a la innovación, las economías verdes y los servicios tecnológicos.
“Tenemos el potencial, tenemos la gente. Si articulamos esfuerzos desde lo público, lo privado y lo comunitario, podemos convertir esta crisis laboral en una oportunidad de transformación profunda”, concluyó Triana.
Frente a la informalidad, el reto es grande, pero también lo es la capacidad de adaptación que ha demostrado la población barranqueña. Invertir en formación, reconversión laboral y fortalecimiento de sectores como el turismo, la agroindustria o la economía digital, puede ser el camino hacia una ciudad más resiliente y con empleo digno para todos.
